BENEFICIOS DE LA ESPONJA EN LA PIEL
Limpia sin dañar y, por este motivo, se granjeó fama para el cuidado de la piel incluso de los bebés.
Exfolia suavemente, ayuda a cerrar los poros y combatir el acné.
Estimular la circulación sanguínea.
Regenera de manera natural las células de la piel.
Efecto calmante de la piel.
Úsala siempre húmeda. Así que emplea agua templada y escúrrela si crees que te ha quedado demasiado empapada.
Una vez que hayas empapado en agua tu esponja y aplicado una pequeña porción de gel limpiador, empieza a deslizarla por tu rostro trazando movimientos circulares.
Cuando termines, recuerda lavarla con agua y escurrirla. Déjala secar correctamente en un sitio que permita que se airee. Es posible que necesites desinfectarla para eliminar las bacterias. Puedes hervirla en agua sin temor a que se estropee. De esta manera quedará perfectamente esterilizada y lista para más asaltos de limpieza cutánea. Si la cuidas bien, lo habitual es que no tengas que reponerla hasta pasados dos o tres meses. Pasado este tiempo es probable que empieces a advertir que las fibras están estropeadas, que se resquebrajan y que ya no cumplen bien con su cometido.
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